Mn. Josep Tàpies Sirvant

Mn. Josep TàpiesBeneficiado-organista de la Pobla de Segur

Nació el día 15 de marzo del año 1869 en Ponts, el futuro presbítero Josep Tàpies Sirvant. Su hogar, situada en la calle del cuerpo, cerca de la iglesia parroquial dedicada a Santa Maria. Cursó los estudios eclesiásticos en nuestro seminario diocesano y el dia 11 de junio de 1892, el prelado Urgelitano Salvador Casañas i Pagés, futuro obispo de Barcelona i Cardenal de la Santa Iglesia Romana, lo ordenó presbítero, en la antigua colegiata de Santa Maria de Valldeflors, hoy basílica parroquial, de la ciudad de Tremp.

Ejerció su ministerio sacerdotal en la parroquia de Nuestra Señora de Ribera de La Pobla de Segur. Desde el 1892 al 1910 como vicario parroquial; ecónomo del beneficio de organista del 1905 al 1909, y beneficiado-organista desde el 1909 hasta el dia 13 de agosto de 1936 cuando fue inmolado "in odium fidei".

Transcribimos literalmente lo que Mn. Jesús Castells nos ha dejado escrito referente a nuestro biografiado: "No caminaré ni un paso más ni un paso menos para liberarme de los perseguidores; en casa me encontrarán siempre. Por lo que tiene que ver con mi muerte, escribe a un sobrino suyo, no te apures, porque habiendo consumado ya mi carrera, estoy completamente en las manos de la divina providencia; justo es que queden sacerdotes para trabajar en la viña del Señor; los que huyen serán los confesores, los que nos quedamos podemos ser mártires. He pasado en La Pobla cuarenta cuatro Domingos de Ramos, ¿qué tiene de particular de pasar allí mismo un viernes de pasión?" (Martirologi de l'Església d'Urgell 1936-1939, paginas 157-158).


Quien era realmente el beato Mn. Tàpies? Recogemos el testimonio del Sr. Salvador Maluquer Nicolau. Durante muchos años Mn. Tàpies vivió en un apartamento propiedad de la esposa del Sr. Maluquer y los unia una gran y profunda amistad; se relacionaron durante 40 años. Afirma que era un sacerdote piadoso y ejemplar, practicaba de manera especial la virtud de la caridad. Las puertas de su casa estaban abiertas siempre a todo el mundo. Pobres, sacerdotes y religiosos compartían frecuentemente su mesa. Una característica muy peculiar de Mn. Tàpies era la gran autoridad moral que ejercía sobre aquellas personas que estaban alejadas de la Iglesia; estas, en el momento de su muerte, pedían a nuestro beato para la administración de los últimos sacramentos y para ser ayudados a morir bien. Esto nos puede hacer entender que los cristianos de La Pobla de Segur confiaban en Mn. Tàpies y lo tenían por un buen sacerdote. Mn. Josep Tàpies estaba convencido de su suerte y en ningún momento no quiso evadirse de la realidad. Tuvo la oportunidad de irse para Barcelona, en compañía del Señor Maluquer i de su familia, con el correspondiente salvoconducto expedido por la Comisaria General de Orden Público. Prefirió quedarse en la Pobla ejerciendo su ministerio, atendiendo los fieles de la comunidad cristiana.


Este era, a grandes rasgos, Mn. Josep Tàpies. Los mismos enemigos estaban convencidos de esta postura suya y, tal vez debido a eso, no lo molestaron hasta el día mismo del martirio. Ni cuando, el 21 de Julio, acudía al registro del templo, ni el 23, cuando iba a protestar, - siempre vestido de sotana, manto y sombrero, así iba al martirio-, por la detención de Mn. Pere Martret y de Mn. Silvestre Arnau, ecónomo y vicario parroquial de La Pobla de Segur respectivamente, y compañeros de martirio; ni cuando, el 6 de agosto, pasaba ante los guardias milicianos, yendo a confesarse a casa de Mn. Joan Auger, a quien decía: "Sí, moriremos por la fe". Los contrarios siempre lo consideraban a su alcance y él, con la mano bien firme en el arado, no se echó atrás en ningún momento.


El día 13 de agosto, bien temprano, los verdugos se presentaron en su casa. Los recibió su sobrina María Tàpies Riu. Inmediatamente ella fue a llamarlo. Poco después él se presenta ataviado con los distintivos sacerdotales, y les dijo abiertamente: "Vengo vestido así para no engañar a nadie y acreditar mejor mi condición de sacerdote; me gusta dar la cara ante los conflictos, por graves que sean". Fue trasladado a la sede del comité local donde se reunió con sus hermanos en el sacerdocio y en el martirio. Aquí será interrogado por miembros del comité. Junto con sus hermanos en el sacerdocio, que lo serán en el martirio, fue conducido al camión que los llevará al lugar del sacrificio. Cuando la comitiva de automotores pasará por delante de la iglesia parroquial se despedirá de la Madre del cielo con estas palabras: "Adiós Virgen de Ribera, hasta al cielo". Antes de ser inmolado ante el piquete de ejecución, todavía exhorta a Mn. Silvestre Arnau Pascuet, a ser fiel, con estas palabras: "Ya tienes la palma del martirio en las manos, no la dejes escapar".

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Mn. Silvestre Arnau Pascuet

silvestrearnau.jpgVicario parroquial de la Pobla de Segur

El día 30 de Mayo de 1911 nació en Gósol nuestro biografiado. En el año 1923 entró en el seminario de Urgell, donde cursó los estudios de humanidades y filosofía (1923-1930). Enviado a Roma, al Colegio Español de San José, inició los estudios de teología en la Pontificia Universidad Gregoriana, donde obtuvo grandes calificaciones.

A la vez que se formó intelectualmente prosiguió con su formación sacerdotal y espiritual. Como formador tuvo un hombre excepcional, el operario diocesano Pedro Ruiz de los Paños, que también sufrió el martirio, durante la persecución religiosa de los años 1936-39, en la imperial Toledo, el día 23 de julio de 1936.

Mn. Silvestre tuvo que renunciar a continuar sus estudios en Roma por motivos estrictamente de salud. Regresó a la diócesis en el año 1934 y, por el ministerio del Obispo Justí Guitart, fue promovido al presbiterado el 21 de septiembre de 1935 en la iglesia parroquial de Santa María de Puigcerdá. Dos meses después fue nombrado vicario parroquial de La Pobla de Segur y en esta parroquia ejerció su ministerio hasta el día 13 de agosto de 1936 en que tuvo lugar su cruenta y vil inmolación.


La estancia de Mn. Silvestre en La Pobla fue breve, unos nueve meses aproximadamente, pero todo el mundo lo recuerda con mucho afecto y, a la gente, los impresionó muy positivamente su formación intelectual. Todavía hoy lo llaman el Dr. Arnau. Su dedicación a todos, particularmente a los más pequeños de la parroquia, fue otro rasgo muy peculiar de Mn. Silvestre. Pero lo que realmente impacto a la gente de La Pobla fue su profunda vida ascética y mística. Estas características son las mismas que ponderaban sus compañeros del Colegio Español de San José en Roma.

Queda, todavía hoy entre nosotros, un testimonio excepcional que durante cuatro años convivió intensamente, además de la profunda amistad que los unía, con Mn. Silvestre. Nos referimos al Dr. D. Baldomero Jiménez Duque, rector que fue durante muchos años del Seminario de Ávila, uno de los más grandes conocedores de la espiritualidad española del siglo XVI. No duda en afirmar que se trataba de un hombre santo. Que era espiritual, sencillo y humilde, caritativo, y que siempre y en todo lugar transpiraba paz y serenidad. Que lo considera hombre sin defecto y que su persona le recordaba a San Luis Gonzaga o a San Juan Bermans. Acaba diciendo que, en el momento en que tuvo noticia de su martirio, no pudo menos que pensar que aquel suceso era culminación de una vida de fidelidad al Señor y a su Iglesia.


A Mn. Silvestre, en diferentes ocasiones le ofrecieron la libertad a cambio de incorporarse al ejército de la Republica. Su respuesta fue siempre la misma: "...donde va el ecónomo yo voy también". Inclusive, mientras lo llevaban a fusilar, de nuevo le hacían la misma propuesta, -hay un testigo presencial-, y la respuesta no se hizo esperar.

En la persona de Mn. Silvestre se cumplió lo que nos dice la Escritura: "Acabó pronto, pero había recorrido ya un largo camino. Su alma era preciosa a los ojos del Señor, por eso la retiró pronto de su ambiente corrompido. La gente al ver eso no entendió; no comprendieron que la benevolencia y la misericordia de Dios acompañan a sus elegidos, y que él vela por los suyos" (Sab. 4, 13-15).

Aquí el Señor se presenta como un hábil escultor que esculpió su imagen y semejanza en la persona de Mn. Silvestre. Y nuestro biografiado se dejó transformar interior y exteriormente por su Maestro y Señor.

La gente admiraba la vida del futuro beato, pero muchos no lo entendían y es por eso que, en el momento en que el Señor acabó su obra en Mn. Silvestre, le hizo salir de prisa entre los malvados. Esto tuvo lugar después de 25 años de su nacimiento en el pueblo de Gósol.

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Mn. Pasqual Araguàs Guàrdia

pasqualaraguas.jpgRector de Noals

Mn. Pasqual Araguàs Guardia nació en El Pont de Claverol, en casa l'Arambraire, el día 17 de mayo de 1899. Después de haber cursado los estudios eclesiásticos en nuestro Seminario Diocesano fue ungido y consagrado sacerdote de Jesucristo, por el ministerio del Obispo Justí Guitart, el 26 de mayo de 1923 en la Catedral de Santa Maria de Urgell. Ejerció su tarea pastoral como vicario parroquial de Puigcerver y Mencui; fue ecónomo de Josa del Cadí y Mont-rós y, desde el 1929 hasta el 13 de agosto de 1936, párroco de Noals.

Todas aquellas personas que trataron a Mn. Pasqual no dudan en poner en evidencia su equilibrio humano, su bondad y seria formación intelectual. Nuestro beato era hombre totalmente apolítico, nunca se había pronunciado ni a favor ni en contra de una ideología o partido político concreto. Cumplía puntualmente con su ministerio y a todo el mundo sin hacer acepción de personas, dispensaba un trato fraterno y cristiano muy de acuerdo con su condición de padre y pastor de la comunidad. Los feligreses de Noals y Benifons recuerdan a Mn. Pasqual como un hombre muy entregado especialmente a los niños, a los cuales dedicaba de manera evidente su buen celo sacerdotal. Características muy propias del siervo de Dios fueron: la devoción al sagrado corazón de Jesús y a la Virgen María.; celebraba con mucha dignidad la santa Misa así como los otros sacramentos y actos de culto; todavía hoy lo recuerdan aquellos que un día, ya lejano, fueron sus feligreses.

El año 1935 comenzó la reedificación de la iglesia parroquial de Noals, muy dañada en aquellos momentos. No pudo ver coronada su obra; en premio a su fidelidad y a su celo por la casa de Dios, el Señor le concedió la gracia del martirio y así obtuvo la corona inmarcesible de la gloria.


Cuando estalló la guerra y después de estar unos días por aquellos parajes, decidió irse a La Pobla del Segur, a casa de su hermana Palmira. Allí llegó en los primeros días del mes de agosto y se quedó con sus familiares hasta el mismo día 13 de este mes en que fue detenido y asesinado "in odium Christi". En las primeras horas del mencionado día fue conducido a la sede del Comité Local. Sus últimas palabras en el momento de su detención fueron: "Ha llegado mi última hora; no me lloréis, solamente encomendad a Dios mi alma". Como un cordero humilde y sin abrir la boca, fue agregado al grupo de los seis hermanos de presbiterio que en el mismo día y lugar fueron llevados al matadero.

Mn. Pasqual se descalzó, a ejemplo de Jesús, para subir la montaña del Calvario donde será consumado el sacrificio. Delante de la puerta del cementerio, -hoy todavía se pueden contemplar los impactos de las balas asesinas-, Mn. Pasqual y sus hermanos de martirio, abandonados por los hombres, pero no por Dios, son vilmente immolados.

La causa de la condena de Mn. Pasqual: ser sacerdote de Jesucristo y servidor del evangelio. Pasó por el mundo haciendo el bien a ejemplo de Jesús, así lo recuerdan, aun hoy, todos aquellos feligreses de las parroquias de Noals y Benifons i de otras que con afecto y estimación no dudan en otorgarle el título de mártir de la fe y encomendarse a su intercesión ante Dios nuestro Señor.

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Mn. Josep Boher Foix

josepboher
En el pueblecito de Sant Salvador de Toló (Pallars Jussà) nació nuestro Beato, el dia 2 de noviembre de 1887. La casa "Cal Vinguda" fue la cuna y el hogar del futuro sacerdote y mártir. Estudió en los seminarios de Urgell y de Vic. Por el ministerio episcopal del Obispo Benlloch, mas adelante Arzobispo metropolitano de la "Caput Castellae" (Burgos) y Cardenal de la Santa Iglesia Romana, fue ungido sacerdote de Jesucristo, el día 11 de abril de 1914.
Trabajó apostólicamente en diferentes comunidades de nuestra iglesia de Urgell. El año 1926 fue nombrado ecónomo de La Pobleta de Bellveí y en el año 1929 se posesionó como párroco de la misma parroquia. Persona de trato fácil se relacionaba con todos sin hacer distinción de personas por su condición social o práctica religiosa; así lo recuerdan aun hoy aquellos que un día fueron sus feligreses. Como sacerdote se dedicaba puntualmente y con gran celo a ejercer su ministerio. Tenía fama, bien merecida, de una gran preparación intelectual y de un gran sentido eclesial.

Llegó el mes de julio de 1936 y con él la explosión de la persecución religiosa. A principios del mes de agosto, unos días antes de su inmolación, quiso abandonar la parroquia y de hecho lo hizo. No había hecho mucho camino cuando un vecino de La Pobleta fue a su encuentro para comunicarle el parecer del presidente del comité local, Josep Perati. No era necesaria su huída. Podía vivir con toda tranquilidad en la casa parroquial, nadie lo molestaría. Era un pastor amado por su pueblo. Ante esto Mn. Josep regresó a La Pobleta.


El día 13 de agosto de aquel año triste para la historia de nuestra tierra, unos milicianos venidos de fuera se presentaron en La Pobleta y preguntaron por el siervo de Dios. Eran las primeras horas de la mañana. El presidente del comité local acompaño a la casa parroquial a aquellos visitantes "ilustres". Intercedió a favor de Mn. Josep. El resultado fue negativo. Fue detenido. Su delito: ser sacerdote.

Fue trasladado a La Pobla de Segur, a la sede del comité local. Allá se reunió con sus compañeros de martirio; sin ninguna clase de juicio, aquella misma mañana, fue conducido, con otros seis hermanos de ministerio, como un cordero mudo y manso, a las puertas del cementerio de Salàs de Pallars donde fue vilmente inmolado "in odium Christi" y por su condición sacerdotal.

El grito de "Viva Cristo Rey" coronó el martirio de este nuestro beato y de los otros seis hermanos de presbiterio. Creían, con una fe sin grietas, que Jesús era su Rey y Señor.

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Mn. Francesc Castells Brenui

francesccastells.jpgRector de Tiurana y Ecónomo del Poal.

El futuro sacerdote de Jesucristo vino al mundo en la casa "Borat" de La Pobla de Segur, el día 31 de julio de 1866, fiesta de San Ignacio de Loyola, el fundador de los jesuitas y el autor de los ejercicios espirituales. Ingresó a nuestro seminario donde cursó los estudios eclesiásticos. En el año 1897 se licenció en teología en el seminario metropolitano de Valencia y el 21 de diciembre de 1899 por el ministerio del Obispo diocesano, el futuro cardenal Casañas, fue promovido al sagrado oficio de presbítero.

Hombre de grandes valores humanos, intelectuales, cristianos y sacerdotales, el mismo año en que fue ordenado presbítero era ya prefecto de colegiales en el seminario menor y en el año siguiente fue nombrado prefecto del seminario mayor y profesor de filosofía. Desde el año 1900 a 1903 estudió en la Pontifica Universidad Gregoriana de Roma donde se doctoró en Sagrada Teología y se licenció en derecho canónico. De regreso de Roma, fue nombrado vicario de Areny.

Ejerció el oficio de administrador de Montroig. Con licencias del prelado urgelitano, en el año 1910 pasó a vivir a Perpiñan. En el año 1912 fue nombrado administrador de Planoles y en el año 1915 fue nombrado párroco de Vilanova de l'Aguda. Al 1922 llegó a Tiurana como párroco donde permaneció hasta el año 1934 en que se retiró por motivos de salud. En el mes de enero moría el párroco de El Poal, Mn. Pere Saurat Campi, y Mn. Castells fue nombrado administrador de dicha parroquia en el mes de marzo de aquel mismo año.


La gente de El Poal, recuerda aun hoy con mucho afecto a Mn. Francesc Castells. Lo consideran un hombre profundamente equilibrado, dedicado a su ministerio sacerdotal y de una profunda piedad y formación intelectual. Apolítico totalmente, tienen la certeza moral que fue inmolado por odio a la fe y a su condición sacerdotal y no dudan en afirmar que aquel que fue su padre y pastor sufrió persecución y martirio. Todos los testigos coinciden que fue detenido por el comité local de Linyola y trasladado a dicha población donde fue torturado moral y físicamente. Mn. Juli Saurat, administrador que fue de Linyola, en su informe del 29 de agosto de 1939 relativo a Mn. Francesc, dijo textualmente: "También estuvo unos días detenido en la cárcel de este pueblo el Rdo. Dr. Dn. Francesc Castells, cura administrador de El Poal, quien, según confesión del mencionado Rdo. Pallerola, fue víctima de un trato sumamente indigno e inhumano, maltratándole repetidas veces de palabra y obra, descargando sobre él puñetazos, bofetadas, culatazos de fusil, llegando a desnudarlo y darle de palos, todo lo cual lo sufrió con mucha resignación y caridad cristiana. Se intentó hacerle blasfemar, cosa que no pudieron conseguir ni con amenazas ni con promesas".


Vale la pena poner de manifiesto el testimonio de la Sra. María Pilar Rius Blanco. Hoy, como en aquel momento, vive en La Pobla de Segur.

Mn. Francesc Castells era hijo adoptivo de su familia y era considerado como un hermano de su abuela Pilar. Recuerda que, a finales de julio de 1936 una llamada telefónica del comité local de La Pobla de Segur les comunicaba que el siervo de Dios se encontraba detenido por el comité local de Linyola. Querían saber si sus familiares se hacían responsables de la persona de Mn. Francesc. Dieron la cara por aquel que consideraban de su propia familia y que en no pocas ocasiones les había ayudado. Los hermanos Rius Areny se desplazaron a Linyola a recoger a nuestro biografiado. Lo acogieron humana y cristianamente en su hogar de La Pobla de Segur, que era también la de Mn. Francesc. La Sra. María Pilar Rius recuerda perfectamente que el hoy beato, Francesc Castells, presentaba un aspecto desolador. Había sufrido sevicias físicas y morales y hasta el día 13 de agosto, precisamente el día que fue vilmente inmolado, no se pudo poner los calcetines porque tenía los pies inflamados. La Sra. María Pilar Rius recuerda perfectamente aquel lejano 13 de agosto de 1936. Eran aproximadamente las 10 de la mañana. Se presentaron unos milicianos preguntando por Mn. Francesc. Se entrega sin resistencia. Dijeron que tenía que acompañarlos a Lérida a declarar. Las palabras de los asesinos nada tenían que ver con sus pérfidas intenciones. Todo estaba decidido. Ya la sentencia había sido dictada. Mn. Francesc y sus seis compañeros sacerdotes tenían que ser fusilados en el cementerio de La Pobla de Segur. Pero como los seguía un grupo considerable de gente, decidieron llevar a cabo su vil propósito en el cementerio de Salàs de Pallars. No querían testigos. Pero, ya que Dios bendice la bondad y la fidelidad, quería que aquel nuevo Viernes Santo tuviera otros testigos además de los propios verdugos. Gente de la población de Salàs de Pallars y algunos venidos de La Pobla de Segur presenciaron la culminación del sacrificio comenzado unas horas antes, y en el caso de Mn. Francesc Castells, de Mn. Pere Martret y de Mn. Silvestre Arnau, unos días antes. Inmediatamente llegó a La Pobla de Segur. El pánico y la consternación se apoderaron de la mayoría de los pueblerinos.

Sin juicio previo, sin ningún tipo de sumario, Mn. Francesc Castells Brenuy fue sacrificado a ejemplo de Jesús, el único sacerdote de la nueva alianza.

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Mn. Pere Martret Moles

peremartretEcónomo de la Pobla de Segur

El día 16 de junio de 1925 y por el ministerio del Obispo diocesano, Justí Guitart fue ungido en la Catedral, sacerdote de Jesucristo nuestro biografiado, junto a otros 11 compañeros de la misma promoción.

La ciudad de La Seu d'Urgell, que lo es también de los Obispos-Príncipes, fue la cuna del futuro sacerdote y mártir Mn. Pere. Su hogar, "Casa Boets", situada en la calle Capdevila de la capital de la comarca de l'Alt Urgell.

Fue nombrado vicario parroquial de Puigcerdá en el mes de septiembre de 1925. En el mes de octubre del año siguiente recibió el nombramiento de Vicario Parroquial de Organyà, famosa villa de las homilías, y en el mes de diciembre entraba a la parroquia de Santa María de Valldeflors de la ciudad de Tremp, con idéntico oficio. Fue nombrado administrador interino de dicha parroquia en el año 1930. Finalmente en el año 1931 es nombrado administrador de La Pobla de Segur donde permaneció hasta el día 13 de agosto de 1936, día en que sufrió el martirio por odio a la fe y a su condición sacerdotal. Durante los años en que estuvo como administrador de La Pobla de Segur compaginó el cuidado pastoral, de modo interino, de las parroquias de Sant Joan de Vinyafrescal, de Montsor y de Salàs de Pallars.


Aun hoy en La Pobla de Segur, guardan un gran recuerdo de aquel que fue su administrador. No dudan en valorar muy positivamente su profunda formación intelectual, su equilibrio emocional y su gran bondad. Nota característica de Mn. Pere fue la estimación que profesaba a sus feligreses sin hacer ningún tipo de distinción por la clase o condición social o por su práctica religiosa. Como sacerdote lo recordamos como un pastor entregado con un gran sentido pastoral y muy identificado con su parroquia y un gran entusiasta y propagador de la federación de jóvenes cristianos. Hombre y sacerdote de espíritu abierto y renovador y de una profunda vida de piedad. Aquellos que lo trataron y lo conocen más de cerca no dudan en afirmar que la virtud de la caridad era vivida profundamente por el siervo de Dios.

Vivía en compañía de Mn. Silvestre Arnau Pascuet, vicario parroquial de La Pobla de Segur y compañero de martirio de Mn. Pere. Su madre en el momento de la muerte pronunció el nombre de Mn. Pere a quien consideraba un santo y un mártir y diariamente se encomendaba a su intercesión ante Dios, como hasta hoy han hecho diariamente los hijos: Teresa y Pere.


El día 19 de julio el siervo de Dios celebró la Santa Misa y por aquellos días inmediatos unos vecinos de La Pobla de Segur se presentaron en la casa parroquial indicando a Mn. Pere y a todos los que allí vivian que les proporcionarían un salvoconducto para trasladarse a La Seu d'Urgell. La noche entre el 22 y el 23 de julio era el día escogido. Al salir de casa son detenidos y con las manos en alto son trasladados a la sede del comité local. Después de las primeras declaraciones fueron trasladados a "Casa Ramon de la Molinera". Al saberse este hecho algunos vecinos de La Pobla de Segur le comunicaron al hermano de Mn. Pere, Blas Martret que vivía a La Seu d'Urgell, dicha situación para que intercediera ante su cuñado, Enrique Canturri Ramonet, diputado al parlamento catalán por el partido izquierda republicana de Catalunya. Hechas las diligencias necesarias el Sr. Blas, se trasladó de La Seu d'Urgell a La Pobla de Segur.

El comité local no autorizó a Mn. Pere ni a Mn. Silvestre a abandonar la parroquia de Ntra. Sra. de Ribera.

Los futuros mártires eran conducidos a casa "Garibaldi" en condición de detenidos. Permanecieron en aquel lugar hasta la mañana del día 13 de agosto de 1936 en que llevados a la sede del comité local y en compañía de sus cinco hermano de presbiterio y de martirio fueron conducidos a las puertas del cementerio de Salas de Pallars, donde sin juicio previo y con el único crimen: ser sacerdotes y servidores del evangelio, bajo la mirada bondadosa de Dios y el odio de los verdugos, fueron vilmente inmolados. Tampoco fueron sometidos a un juicio sumarísimo.

Hoy La Pobla de Segur aún recuerda a su amado administrador, Mn. Pere. El siervo bueno y fiel del evangelio. Recordamos aquel 13 de agosto de 1936 en que siete sacerdotes, entre los que se encuentra Mn. Pere Martret Moles, subidos a un camión frente a la iglesia parroquial, dedicada a la Reina de los martiress Ntra. Sra. de Ribera, como corderos que no abrían la boca al ser llevados al matadero, fueron conducidos al calvario para ser crucificados. El pueblo no dudó en llamar santo a aquel que fue su padre y pastor. El clamo popular le ha dado el título de mártir de la fe y no pocos se encomiendan, aun hoy, a su intercesión ante Dios. Hombre apolítico y fiel sacerdote de Jesucristo. Todavía hoy fieles de La Pobla visitan cada 13 de agosto el cementerio de Salàs de Pallars.

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Mn. Josep Joan Perot Juanmartí

Párroco de Sant Joan de Vinyafrescal

Subiendo de Tremp hacia La Pobla y en la margen izquierda, que bordea el pantano de Sant Antoni, se encuentra el pueblo de Sant Joan de Vinyafrescal. En el momento en que estalló la guerra, Mn. Perot Juanmartí era el párroco de dicha parroquia.

Nació en Boulonge (Toulouse -Francia). Desde jovencito residía en Oliana y cursó los estudios eclesiásticos en nuestro seminario diocesano. Junto con otros tres compañeros, fue ordenado sacerdote de Jesucristo por el ministerio del Obispo diocesano, Joan Josep Laguarda, el 28 de marzo de 1903 en el oratorio del palacio episcopal urgelitano.

Fue nombrado profesor de francés del colegio de Oliana, desde el 1902 y vicario parroquial de Castell-llebre en el año 1914. Párroco de Santa Eugenia en el año 1915. Profesor de Oliana desde el año 1916 y vicario parroquial de Coll de Nargó en el mismo 1916. En el año 1921 fue nombrado rector de Sant Joan de Vinyafrescal donde permaneció hasta el día 13 de agosto de 1936, día de su inmolación. También tuvo el cuidado pastoral de Toralla (1933-34).


Hoy, el pueblo de Sant Joan de Vinyafrescal está habitado por un reducido número de habitantes. Todavía hemos encontrado algunas personas que lo recuerdan con afecto, siempre al servicio del prójimo, y con una vida fiel a los dictados evangélicos. Tienen muy presente la mañana del día 13 de agosto de 1936 en que un grupo de gente armada con fusiles, no con espadas ni garrotes, llegaron a Sant Joan y se llevaron detenido aquel que era su padre y pastor. Fue trasladado a La Pobla de Segur, a la sede del comité local donde, en poco rato, se reunieron siete sacerdotes que serán todos compañeros de martirio.

El recuerdo de aquellos hombres de Dios perdura hasta el día de hoy. Del hoy beato Josep Joan Perot, aquellos que le conocieron, no dudan en afirmar que era un sacerdote ejemplar y que en todo momento amó y sirvió al pueblo que se le tenía confiado. Hombre totalmente apolítico, estimado por todos por sus virtudes humanas, espirituales y sacerdotales. Aquellos que fueron sus feligreses no dudan en testificar que su párroco murió por odio a la fe y por su condición sacerdotal, no por connotaciones políticas ni por odios personales. Para ellos el martirio no ofrece dudas. Era sacerdote y eso era suficiente para ser perseguido e inmolado.

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